viernes, 18 de julio de 2008

Cuando más animada estaba la reunión se acabó el licor:
A ver-dice el anfitrión- un voluntario para ir a comprar más licor.
Todos los asistentes aceptan cooperar con dinero pero nadie quiere ir a comprar. El anfitrión entonces decide mandar a su perro que es muy inteligente. Frente a los invitados le da instrucciones al perro.
Mira Firulais, aquí tienes quinientos pesos , compras dos botellas de ron y un refresco de toronja y me traes mi cambio ¡no te tardes!
Los invitados sorprendidos se asoman a la ventana y ven al perro esperar el cambio de luz del semáforo y atravezar la calle. Al poco rato se oye que rascan la puerta.
El anfitrión molesto abre y regaña al perro que cabizbajo entrega el encargo y el cambio completo. El anfitrión sigue regañando al perro y le da un periodicazo. Los invitados tratan de calmar al dueño del perro y le preguntan que por qué le pega al perro si hizo bien el encargo.
el dueño contesta:
¡Porque otra vez olvidó las llaves!

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